martes, 18 de diciembre de 2012

MAMÁ

Ayer en el trayecto del trabajo a la casa, el tráfico vehicular hacía de las suyas, fue en ese momento que recibí una inesperada llamada, la alegría y la sorpresa ocuparon mi ser; se trataba de una querida amiga de juventud.

Su voz suave y trizte me confirmaron que algo no andaba bien, todo apuntó a los hijos quienes no valoran el amor que ella como madre brinda.

Es inexplicable dicho sentimiento, tal vez comparado con las tantas maravillas que nos regala la naturaleza.

Esos pequeños detalles que alegran nuestros oidos cuando viajamos al campo, el trinar de los pajarillos, el silvido del viento,el rumor del rio, paradógicamente es cautivante el ruido estrepitoso de las grandes ciudades, al mismo tiempo agotador..

Podría compararse con la MADRE,  cariñosa, relajante como el campo, enérgica como una urbe, pero cuando ya no la sentimos empezamos a extrañar.

Los hijos cuánto más jóvenes no entienden ese amor que las mamas damos porque ellos 
tienen otras prioridades, el sabio tiempo se encargará de hacer comprender que la dureza de sus palabras y proceder lastimaron un día el corazón de ese noble ser, que siempre estará dispuesta a perdonar y regalar un beso.

Somos las guerreras incansables, luchadoras, a la vez los seres mas dulces.


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